¿Qué pasaría si el gobierno prohíbe subir los precios de la comida?

Este es el plan económico 2025 de Kamala Harris. Paso a paso cómo la propuesta de regulación de precios de Kamala Harris para 2025 podría desencadenar una crisis alimentaria nunca antes vista en los Estados Unidos.

En este boletín quiero hablarte sobre algo que me tiene realmente preocupada. Se trata del reciente plan económico propuesto por Kamala Harris, que propone controlar los precios en los supermercados.

Sé que puede sonar bien en teoría—¿quién no quiere que los precios bajen?

Pero, como siempre digo, hay que mirar más allá de la superficie. Hay muchos casos documentos sobre estas medidas de control de precios y su impacto sobre los mercados, la libertad de consumo y la calidad de vida de las personas. Venezuela es el caso de estudio más reciente y probablemente uno de los más graves.

Recientemente, Kamala Harris presentó un plan económico para 2025 en el que propone controlar los precios en los supermercados.

A simple vista, parece un esfuerzo noble para ayudar a las familias, pero la historia nos ha mostrado que estas políticas pueden tener consecuencias devastadoras.

Cuando el gobierno interviene de manera tan directa en la economía, los resultados suelen ser escasez, mercados negros y, en el peor de los casos, hiperinflación. ¿Te suena familiar? Exactamente lo que ha sucedido en países como Venezuela, Argentina y Cuba.

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Aquí te explico paso a paso las consecuencias que se desencadenarían en caso de que la propuesta de ley para la regulación de precios 2025 de Kamala Harris se aprobara:

El gobierno decide fijar precios para ciertos productos “primordiales” en los supermercados, con la intención de mantenerlos “bajos y accesibles para todos.”

Para que los minoristas (supermercados) puedan seguir operando, el gobierno también prohibe a los productores subir sus precios.

Los márgenes de los grandes productores de alimentos se reducen (o se eliminan) porque la mayoría de sus costos son variables. Pronto muchos productores cierran sus puertas y disminuye la oferta de alimentos.

En este boletín quiero hablarte sobre algo que me tiene realmente preocupada. Se trata del reciente plan económico propuesto por Kamala Harris, que propone controlar los precios en los supermercados.

Sé que puede sonar bien en teoría—¿quién no quiere que los precios bajen?

Pero, como siempre digo, hay que mirar más allá de la superficie. Hay muchos casos documentos sobre estas medidas de control de precios y su impacto sobre los mercados, la libertad de consumo y la calidad de vida de las personas. Venezuela es el caso de estudio más reciente y probablemente uno de los más graves.

Recientemente, Kamala Harris presentó un plan económico para 2025 en el que propone controlar los precios en los supermercados.

A simple vista, parece un esfuerzo noble para ayudar a las familias, pero la historia nos ha mostrado que estas políticas pueden tener consecuencias devastadoras.

Cuando el gobierno interviene de manera tan directa en la economía, los resultados suelen ser escasez, mercados negros y, en el peor de los casos, hiperinflación. ¿Te suena familiar? Exactamente lo que ha sucedido en países como Venezuela, Argentina y Cuba.

Aquí te explico paso a paso las consecuencias que se desencadenarían en caso de que la propuesta de ley para la regulación de precios 2025 de Kamala Harris se aprobara:

El gobierno decide fijar precios para ciertos productos “primordiales” en los supermercados, con la intención de mantenerlos “bajos y accesibles para todos.”

Para que los minoristas (supermercados) puedan seguir operando, el gobierno también prohibe a los productores subir sus precios.

Los márgenes de los grandes productores de alimentos se reducen (o se eliminan) porque la mayoría de sus costos son variables. Pronto muchos productores cierran sus puertas y disminuye la oferta de alimentos.

Las cadenas de supermercados comienzan a vender más productos controlados, en lugar de los productos regulados. Por ejemplo, dan prioridad a vender cubiertos en lugar de carne.

Los productores de alimentos bajan la producción de los productos regulados y los supermercados compiten por el poco inventario que hay. Los comercios más pequeños cierran porque no pueden competir contra las grandes cadenas.

Se forman largas filas en los supermercados y las personas “compiten” para conseguir los escasos productos regulados. La situación lleva a la violencia y creación de mercados negros con precios poco realistas (y mucho más altos que los de un libre mercado).

El gobierno toma el control de la distribución de alimentos para asegurar “la soberanía alimentaria”. Las personas se comienzan a desesperar.

El gobierno se apropia de las cadenas de supermercados y toma las instalaciones de producción (en Venezuela esto se conoce como expropiaciones y le costó al país una reducción del 80% de su PIB en pocos años). Pronto, el gobierno te dirá qué, cuánto y cuándo puedes comprar.

Grandes cadenas de supermercados cierran. Miles de empleos se pierden. Se destruye la competencia y el libre mercado.

La situación lleva al comunismo, el hambre y el colapso de los Estados Unidos.

¿Te suena familiar la situación?

La pregunta es: ¿Estamos preparados para enfrentar una posible crisis económica y financiera si políticas como estas se implementan en nuestro país?

La respuesta es simple:

No podemos esperar a que el gobierno solucione nuestros problemas. Es crucial que tomemos el control de nuestro futuro financiero para proteger nuestra calidad de vida y la de nuestras familias.

¿La clave? Aprender a invertir y crear una fuente de ingresos que te mantenga siempre un paso adelante de la inflación, la crisis y cualquier condición externa de la economía.

Por Gabriela Berrospi

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